viernes, 17 de agosto de 2012

Voy a hecharle la culpa al síndrome premenstrual del siguiente texto.
Hoy cocine un pollo, no?  Me pasa algo extraño después de cocinar, todos prueban la comida, me dicen que esta rica. La pruebo yo. Si estuviese hecha por otra persona me gustaría, pero no me siento satisfecha con el sabor, le falta mas condimento, me fuí al carajo con el perejil o el pollo siemplemente era seco e insulso. Y me pongo de mal humor. Y me dan ganas de llorar.
Porque, es que, el pollo se va a terminar, y me quedaron las manos con olor a ajo y no se me va más.. y me pongo felíz por mi familia que come mi pollo pero sigo triste por mí. Encima siempre sobra un muslo.. uno solito. Que después queda para un mix de sobras recalentadas, y el sabor ya no es el mismo. Y me pongo triste porque quisiera cocinar un pollo para alguien especial.. y entonces no me molestaría lavar los platos después, ni que el sabor no fuese perfecto.
Y me acosté a dormir, después de cocinar y comer mi pollo.. y estaba medio dormida-medio confundida.. ahí en un estado intermedio.. tratando de tirar para el mundo de los sueños.. pero todos los pensamientos "adormecedores" que tenía eran pedorros y más que relajarme me perturbaban. Entonces me decidí por volver para el lado de la realidad. Ah, y me encontré muy sola.

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